Desafíos en Educación Superior

Enrique Manzur

El conflicto en educación ha generado una avalancha impresionante de columnas, editoriales, reportajes y cartas sobre el tema. Lo primero es clarificar que la Educación Superior (ES) comprende, tanto la educación universitaria como la técnico profesional, las que tienen realidades muy distintas. En términos generales, actualmente del total de alumnos que egresan cada año de la enseñanza media alrededor de un 40% ingresan a la ES, repartiéndose en forma proporcional entre universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica, de este 40% sólo la mitad logra titularse. Además, los tiempos reales de titulación pueden superar casi en dos años la duración formal del respectivo plan de estudios. En otras palabras, de cada generación o cohorte de enseñanza media sólo un 20% obtendrá un título profesional o técnico y en un plazo muy superior al inicialmente establecido.

Por lo tanto, el importante crecimiento en cobertura, que se ha triplicado en los últimos 20 años, se ve eclipsado por las altas tasas de deserción observadas y el alargamiento de las carreras con los consiguientes costos para los estudiantes, sus familias y el Estado. Obviamente los datos anteriores varían sustancialmente por carrera y entre las distintas instituciones. Por ello, debiera asegurarse que un postulante pueda conocer de antemano la tasa efectiva y el tiempo real de titulación, el nivel de empleabilidad y la remuneración promedio que obtienen los egresados por carrera en cada institución. Actualmente, a pesar de que la información específica existe, sólo se entrega a nivel agregado generando en algunos casos expectativas irreales. Por ejemplo, el portal de información Futuro Laboral dependiente del Mineduc, señala que el ingreso promedio de los recién egresados de Ingeniería Comercial es cercano a los $900.000. Lamentablemente, no existe la posibilidad de conocer la distribución de renta u otros indicadores relevantes por institución. Por todo esto, es esencial contar con un sistema de acreditación estricto, que asegure la calidad y que incorpore los criterios anteriormente señalados.

Por otra parte, la ES y en particular la universitaria tienden a reflejar los problemas de inequidad que se incuban desde la educación preescolar y se profundizan en básica y media producto de la segregación entre colegios municipales, subvencionados y privados. Por ejemplo, los alumnos que egresan de colegios privados representan menos del 10% del total, sin embargo, obtienen el 70% de los mejores puntajes en la PSU. En esa misma línea, más del 83% de los alumnos pertenecientes al 5° quintil (mayores ingresos) accede a la ES, en comparación a menos de un 20% en el 1° quintil. Los datos son aún más dramáticos si consideramos el acceso a las carreras de mayor selectividad. Por ello, mientras no se reduzca la brecha entre los distintos tipos de colegios es necesario establecer mecanismos complementarios de admisión, como el ranking de egreso de la enseñanza media, cupos de equidad y el propedéutico entre otros.